Un problema de tiempo

Dos personajes, A y B, se encuentran en una plaza de la ciudad S, después de un tiempo T sin verse. Ambos coinciden en que irán a ver a un grupo musical M en el fin de semana.

B: Y, ¿Escuchaste el último disco de M?
A: Sí, ¡Está increíble! Muy potente.
B: Es como el primer disco de ellos en que son 100% hardcore.
A: Sí, es cierto eso. Antes, era siempre una mezcla de temas suaves y largos, además de los temas más al hueso. Ahora es como una losa de piedra impactada contra los dientes una y otra vez.
B: Es que ellos por fin asumieron esa vertiente más energética del estilo.
A: Lo que si, yo nunca he tenido muy claro el rollo de ese estilo…
B: ¿Cómo?
A: Eso de hacer canciones cortas y rápidas. Lo que se me ocurre es que es como algo adrenalinico…
B: Más o menos esa es la idea que está detrás del estilo. Desbordar ese impulso contenido lo más rápido posible. Esa energía reprimida.

A: Eso lo puedo entender, pero… Estando en vivo, en la tocata, y bueno, la verdad con muchas otras bandas, he podido notar que cuando estás ahí sintiendo la música en vivo, mezclado con la masa de gente, empujándose, gritando, pataleando… Expulsando esa energía… Se siente todo más lento o más rápido a veces.
B: Ah, es que eso es un tema de la percepción cerebral.
A: ¿Percepción cerebral?
B: Es que en situaciones de adrenalina, el cerebro tiende a percibir y procesar los estímulos de una manera diferente al reposo. En otras palabras, te cambia la percepción del tiempo.
A: Hmmm… La verdad, siempre he tenido esa duda. Si el tiempo, o si la percepción de éste es algo netamente cerebral, quiero decir, interno, ¿Existirá realmente?
B: ¿Cómo es eso de que si existe el tiempo?, ¿No es obvio?
A: O sea, parecería que sí… Pero con el tema de la percepción me queda una duda. Si esta percepción es algo que depende del observador, quiere decir que el «tiempo real» es algo que es ajeno a esa percepción.
B: No te entendí eso último la verdad.
A: A ver… Pongámoslo así; volviendo al ejemplo de la tocata, pasa muchas veces en que las bandas tocan a un tempo más rápido o lento cierto tema. Pero no es que se equivoquen con ese factor, sino que su percepción del tiempo se ve alterada, como dijiste, por el tema adrenalinico, u otros factores…
B: Ahhh… Entiendo. Claro, digamos que seguir ciertas pulsaciones o regularidad temporal no es algo tan sencillo… Pero eso no significa que el tiempo no exista, ¿No?

A: Claro. En realidad, es la percepción de éste lo que no es fijo.
B: Por este motivo es que se realizan mediciones temporales en base a eventos cíclicos de regularidad constante. Todo, desde los días o años… Hasta los segundos están basados en fenómenos que transcurre en un periodo regular, es decir, son ciclos. Y estos ciclos se utilizan como patrón de referencia. La física de mediciones esta basada en la comparación, en este caso, de un evento con cierta regularidad, para establecer una medida. Y el tiempo yace en esa comparación, y por lo tanto, es un concepto relacional.
A: ¿Cómo relacional? ¿Depende de dos eventos transcurriendo en diferentes tiempos?
B: De manera más general, si hago la acción de comparar esos dos eventos, ahí «aparece» el tiempo.
A: Entonces… Si no hiciera esta comparación, ¿Seguiría apareciendo el tiempo? Lo digo porque el tiempo, en un sentido humano, no es sólo la medición, sino que también la percepción que es variable.
B: Me parece que es imposible para un ser no comparar eventos, porque siempre sucede algo, hay cambios en el entorno de manera más menos regular.
A: Sí, eso es cierto… Pero, si hipotéticamente se pudiese aislar a una persona de tal manera que no tuviese cómo hacer esta comparación, ¿Cómo cambiaría la percepción del tiempo en ese caso?
B: Habría que preguntarle a aquellos presos que tienen en calabozos o celdas de confinamiento sobre ese tema… Y no creo que sea una respuesta muy agradable, por obvias razones. Pero tu punto me dejó aquella duda… Si un ser se pudiera aislar de tal manera que no tuviese relación con ningún otro evento con el cual hacer comparación, ¿Existiría el tiempo para tal ser?

En base a la conversación entre A y B, ¿Usted está de acuerdo con establecer que el tiempo es un concepto relativo entre la duración de fenómenos diferentes? Justifique su respuesta.

Tiempo disponible : De acuerdo a su definición personal de tiempo, el que haga falta para argumentar su respuesta.

Condensar las ideas (I)


Primera parte: Analogía con la mitosis



«La información esta ahí presente, pero no así la decodificación para interpretarla»

Esta breve descripción, si bien podría hacer referencia a algún tipo de concepto relativo a la informática o el lenguaje, más bien intenta ilustrar – a modo de generalización – un evento relacionado con el ámbito de la biología: la división celular.


Dentro de las etapas de este proceso vital podemos encontrar que, además de la división del cuerpo y de los organelos de la célula, hay una actividad en el núcleo celular, lugar donde reside el material genético de la célula.

Este material (basado en una combinación de proteínas entre las cuales está el ADN y las histonas, entre otras) se encuentra de la forma de cromatina, la cual «posee una estructura genética mediada por histonas y enzimas que le hacen ser bastante dinámica, pudiendo expresarse en diferentes estados de compactación dependiendo del grado de transcripción genética que ocurren en las células.» (1)

Durante el proceso de mitosis – la división celular – la cromatina, que posee un cuerpo de forma de cadena, construido por las proteínas, cambia su estructura. Pasa de ser una maraña larga de biomoleculas, a formar las estructuras conocidas como cromosomas, durante la etapa de la interfase (2).

«Un cromosoma es una molécula de ADN empaquetada que se encuentra en el núcleo de las células eucariotas. La cantidad de cromosomas que posee una célula y la forma en la que se organizan son características de cada especie» (3).

El punto a destacar aquí en el siguiente: lo esencial de este breve detalle, es saber que la información genética antes del empaquetamiento (cromatina dispersa) y después del empaquetamiento (cromosoma) tiene que ser la misma, para que la misma información genética se traspase correctamente de una célula progenitora a su descendencia.

Y este es el punto clave, volviendo al texto inicial.


«La información esta ahí presente, pero no así la decodificación para interpretarla».



¿Cuál es la diferencia entre la cromatina y el cromosoma? Si, en teoría, poseen la misma información (una secuencia particular de moléculas nitrogenadas), entonces la diferencia está en el formato de estructura de la información, no en la secuencia proteica. Es decir, la forma cambió, pero el contenido es el mismo.

Y esto es clave, porque… ¿Acaso es posible identificar con la misma facilidad los genes en la cromatina que en los cromosomas? Los primeros mapeos de las secuencias proteicas (en otras palabras, el genoma) fueron hechos utilizando los cromosomas, dada su disposición. Es decir, la información fue más accesible para estudiarla y comprenderla cuando cambió su forma, disposición y/o estructura.

Este puntual ejemplo, a modo de analogía, sirve para explicar un fenómeno mental de cierto interés en lo creativo; cómo estructurar las ideas «que están en el aire», de canalizar y aterrizar los pensamientos y esquemas mentales que no están claros, pero que «se intuye su presencia».

La clave parece ser la transmisión de la información.

Remitiendo al proceso de división celular, el orden en el contenido nuclear sucede cuando la célula se replica y se divide. Esto puede ser interpretado como que la información necesita ser transmitida, y por este motivo, se ordena u organiza de cierta manera, diferente a su disposición inicial.



¿Qué consecuencia podría tener esto? La frase anterior significa que para expresar cierta idea sin articular, una intuición o concepto poco definido o vagamente concebido, habría que transmitirlo de alguna manera, a algún receptor u oyente, y así se decodificaria en un sistema más legible o entendible para la mente.

Ejemplos de esto:

– La idea central de una historia, que no está bien clara (información sin codificar), pero al ir hablando o describiendo (codificación) esta idea, este núcleo conceptual narrativo se hace más claro (información codificada y entendible).

-El concepto/leitmotiv de una pieza musical sin definir a nivel de notas, sólo la emoción subyacente (información sin codificar), que luego, tocando en algún instrumento, o canto o construcción de letra (codificación), se convierte en un pasaje u obra completa (información codificada y entendíble).

– La confusión mental originada por una multitud de tareas y quehaceres pendientes por recordar (información sin codificar), las cuales se ordenan mediante el escribir, enlistar o con el simple hecho de hablar de estas (codificación), para quedar expresadas, organizadas y definidas para su resolución (información codificada y entendible).

En todos estos casos, hubo un cambio en la «forma de la información», pero no en su contenido original, de la misma forma que la relación existente entre la información de la cromatina y los cromosomas del ejemplo celular.

Vista esta misma idea desde otra forma puede ser de la siguiente manera: el proceso ilustrado es análogo al de la condensación del agua de las nubes. Químicamente, el vapor de la nube y el agua de lluvia tienen la misma composición, pero difiere su forma (estado de agregación material), y en definitiva, cómo puede recibirse de mejor manera el compuesto original.

Esto es, en definitiva, condensar la ideas volátiles, sin definir, usando la transmisión de información, para cambiar su forma a una idea más fácil de interpretar para la mente consciente, pero manteniendo el contenido sin alterar… Al menos en teoría.



Algunas preguntas en el tintero que quedan:

¿ La información antes y después de condensar una idea es la misma?


¿ Siempre es requisito tener que cambiar la forma de la información para lograr el entendimiento?


¿Será que el lenguaje, como medio de transmisión de la información, nació justamente como una forma de manipular la información y así poder lograr el entendimiento de una persona a otra?




(1)
https://enciclopediadebiologia.com/cromatina/


(2)
https://biobook.es/como-estan-compuestos-los-cromosomas/?damemas_lectura=1


(3)
https://enciclopediaiberoamericana.com/cromosomas/

De Rosas Y Ruiseñores

Acerca de las necesidades propias, del consumo y la satisfacción.

Toma, aquí tienes un vaso. Es hora de refrescar la memoria.

En el célebre cuento de Oscar Wilde, El Ruiseñor y la Rosa, tenemos a un personaje que busca una rosa roja para impresionar a su enamorada. Ante las lamentaciones de este personaje, un ruiseñor decide sacrificar su vida para materializar aquella flor. El joven, muy feliz pero ignorante del sacrificio, cosecha la planta e intenta conquistar a su amada, dándose cuenta después que ella no valora el regalo. El estudiante , desilusionado, desecha la Rosa y se empecina a seguir su camino de estudios.

Creo que no me equivoco al decir que es muy natural pensar que, en algún momento de nuestra vida, nos hemos comportado como aquel estudiante . Y me atrevería a decir que aquella actitud de desprecio no es algo puntual, sino sistemático.

Vivimos en un sistema en el que constantemente cosechamos, consumimos y desechamos rosas rojas. Estamos llenos de los pétalos rojos del jardín del edén, el cual vemos como si fuera el dispensario para satisfacer nuestras necesidades, ignorando por completo las montañas de cadáveres de ruiseñores – ocultos en algún lugar -, pero que están ahí. De otra manera, no sería posible tener aquellas rosas a nuestra disposición.


Y no sólo eso; en incontables ocasiones desechamos las flores carmesí, no por el hecho de ignorar su origen, sino porque simplemente no cumplen nuestras expectativas ni satisfacen los deseos. Así, la sangre de miles de ruiseñores es derramada sin respeto ni consideración.

Esta forma sistemática de comportamiento es tal, que bien es posible extinguir a todas las rosas y ruiseñores del planeta, como ya se ha hecho con otras especies de este mundo.

Entonces, ¿Qué hacer ante esto? ¿Dejar de consumir objetos, alimentos y recursos? ¿Quedarnos en una quietud pétrea y dejar de satisfacer nuestras necesidades según este modelo socio económico? Acaso la respuesta sería, ¿Volcarse hacia un ascetismo y un desapego material extremo como respuesta?

Si bien es posible que cierto grado de distancia respecto a lo material (en especial a los hábitos de consumo) sea beneficioso y saludable, lo correcto es que este cambio provenga de un discernimiento basado en una reflexión serena, y no en una culpa corrosivo, que vendría a ser la otra cara del consumo predominante actual. Un placer corrosivo y un dolor ascético.



Ante este dilema, la respuesta podría surgir a partir de hechos elementales. El más básico de éstos es que somos animales; Organismos heterótrofos que necesitamos consumir recursos y seres vivos del entorno circuncidante.

Ahora bien, una cosa es tomar aquello del jardín del edén que sea necesario para el cuerpo, la mente y el corazón, y otra muy distinta es tomar las flores para satisfacer las demandas implantadas por un sistema que busca un consumo perpetuo como forma de subsistencia, ignorando lo que realmente deseamos y necesitamos como seres vivos.

Ante tal escenario, la clave parece ser el conocerse a si mismo, entenderse para así saber cuales son las necesidades y deseos propios. Dado que, muchas veces, cada deseo y/o necesidad equivale a cortar una rosa del jardín, derramar la sangre de un ruiseñor o extinguir el canto de un ave. Es el precio y culpa del cual hay que responsabilizarse dado que, a nivel de especie, somos organismos conscientes de nuestra identidad, acción y del entorno y sus efectos. Por lo tanto, la ignorancia del efecto de nuestras acciones sobre el mundo ya no existe.

En el escenario actual, el cual los deseos y necesidades propias se encuentran encubiertas por los objetivos del sistema socio económico (crecimiento y acumulación de capital), es clave conocerse y saber lo que se desea y necesita, sin los intermediarios de los mecanismos como publicidad, presión social, nivel socio económico y medios masivos de comunicación, entre muchos otros factores.

Porque… Acaso las corporaciones e instituciones que suelen dirigir nuestros deseos y anhelos, ¿ Pueden decir exactamente lo que deseamos y necesitamos? ¿ Saben qué precio pagaríamos por aquello que necesitamos, sabiendo el impacto de consumir cierto bien o servicio?…

Acaso, ¿Ellos saben cuantas espinas pueden soportar nuestros corazones?

Pre Mortem

Reflexiones de horror existencial

Esto ya esta escrito. ¿Ya lo has leído antes?

Existe la creencia popular de que en los instantes antes de morir, vemos pasar ante nuestros ojos toda nuestra vida. Las experiencias, que se pueden acumular en lustros o décadas, son proyectadas como si de una película se tratase, en nuestra conciencia, para luego dejar este plano terrenal, o en contadas ocasiones, salvarse de manera providencial de un accidente mortal.

Pero, ¿Qué sucedería si esto fuese aún más certero y aterrador? ¿Si no fuese sólo una expresión coloquial, sino el reflejo de un fenómeno real y mucho más complejo y aterrador?

Si de manera literal nuestra mente nos mostrara nuestra vida desde el comienzo de la memoria, ¿cómo la veríamos? ¿Sería como una proyección en alguna pantalla? O más bien aquella visión seria… ¿cómo la de un protagonista inserto dentro de las experiencias guardadas en esos recuerdos ? De esta manera, si esto último llega a cumplirse, dime ¿Como me puedes asegurar de lo que estas viviendo es tu vida real y original, y no el recuerdo que está recuperando y revivenciando  tu mente antes de su total desaparición?

Porque, la idea del destino, de que «todo ya está escrito y no se puede variar», de la existencia de los dejavu y las premoniciones… Todo aquello tiene sentido dentro de una experiencia que se está recordando, que ya ha sido vivida y se está volviendo a experimentar a través de un recuerdo. Un recuerdo de un tiempo de vida pasado.

El problema de esta postura radica en el inevitable solipsismo consecuencia de su premisa; si todo lo que experimento en este instante no es más que un recuerdo simulado a la perfección por mi mente pre-mortem, significa que las personas, eventos, tiempo, espacio e información, todo aquello que experimento es un  producto de mi mente, inalterables y dependientes de mí. Por lo tanto, el único ser real sería la persona espectadora/protagonista de las experiencias recreadas de su mente. Dejando de lado esta paranoica posibilidad, en lo personal siento que esta opción niega la totalidad de la experiencia en función de un único ser, y de hecho, del recuerdo de aquel ser justo antes de morir.

Existe una posibilidad aún más descabellada que la anterior; que todo el universo, incluyendonos, no seamos más que el recuerdo recuperado de una conciencia trascendental, imposible de conocer (aquel a quien llaman Dios, ¿puede ser? ), el cual en su lecho de muerte esté recordando o recreando su creación – este universo- y nosotros no seamos más que fantasmas atados al destino de la memoria de una divinidad agonizante.



En cualquiera de estos casos, la pregunta es, ¿Por qué? ¿Por qué la mente volvería a recorrer otra vez toda la vida antes de morir? ¿ Es un manotazo desesperado de la conciencia antes de su extinción en el olvido? ¿Será que en aquel último instante, la mente busca una respuesta, en todos los recuerdos, para así poder sobrevivir un instante más? ¿Será que aquel dios, a punto de morir, recordó todas las historias de su colosal obra, sólo para así hallar una respuesta o un consuelo ante su deceso?…

Muy humildemente, sólo espero que esta sea la primera vez que esté texto sea leído por ti.

La Vie est la rêve de la mort

Sobre aquellas cosas trascendentes, metafísicas e inútiles…

Hace algún tiempo, en una charla con amistades, surgió un tema de interés personal, el de los sueños (tópico que se ha tratado en este espacio). Esta conversación derivó en una frase que aún sigue repicando en mi memoria

«¿Qué pasaría si cada vez que soñamos, cada sueño en el que nos envolvemos cada noche, es una vida, una historia, y al morir en ese sueño, en esa vida, volvemos a nuestro presente?»

Este planteamiento no deja de ser algo poético, hermoso y horripilante a la vez, dependiendo de qué óptica abordar la frase.

Porque… Después de todo, está aseveración posee algo de verdad, una posibilidad de ser cierta. Esto se puede explicar, en gran medida, por la experiencia del sueño.

Ya sea en el sueño o en la vigilia, la conciencia -por medio de los sentidos- recoge información del entorno y del cuerpo, y con esto realiza una interpretación de la realidad (esto se encuentra más detallado en otro artículo). De esta forma, la similitud entre la vivencia y el sueño queda determinada por la forma en que la conciencia interactúa con el medio ambiente, ya sea en el plano real u onirico.

Recordando superficialmente acerca del ciclo de sueño, se sabe que durante la noche, de la totalidad del tiempo sólo en una fracción se experimenta el sueño como experiencia onirica (sueño REM o MOR para ser más técnico con el nombre), y este espacio onirico se puede presentar más de una vez por noche. Lo que se suele recordar como «lo soñado» es, en concreto, el último sueño vivenciado en el momento de descanso, y para la mayoría de las personas soñantes, se suelen recordar ciertos fragmentos de la experiencia onirica.

Es decir, de lo soñado, sólo se preserva un fragmento dentro de la memoria conciente



Entonces, ¿Qué se puede decir del resto de contenido onirico? Sólo realizar una mera especulacion. Y es que, además de esto, para quien posee cierto grado de lucidez, podrá haber comprobado que las dimensiones físicas de la vigilia se alteran en mayor o menor grado en la oniria, lo que se presta para una mayor nebulosidad en el tema, por lo cual, ¿Qué nos dice que acaso, en esos fragmentos irrecuperables de vivencia, no hayamos experimentado una vida completa?

Considerando esas vivencias incognoscibles del campo del pewma, es posible afirmar que al envolvernos en un sueño, nos adentramos en otra vida, otra experiencia, no somos el mismo yo con el que nos identificamos en nuestra vigilia, inclusive si nuestra identidad en el sueño («imago onirico») es similar a la de la vigilia.

¿Qué consecuencias tendría aceptar la premisa?

Primero, antes que todo, hagamos una generalización superficial. Tanto la experiencia del sueño, como por ejemplo, los relatos o los videojuegos, tienen la particularidad que se logra la identificación con un personaje distinto al propio. Es decir, tanto en el sueño, el juego o el relato, con quién me identifico es alguien «que se parece mucho a mi» pero no es exactamente yo.

Además, en esta analogía, se comparte también que en todos los casos, hay un término de la experiencia (despertar del sueño, terminar el juego, el fin del relato) y la persona vuelve a su identidad cotidiana.

Y por último, y lo que considero es lo más trascendental del asunto, es que las experiencias narrativas entregan algo a la persona observadora. Esto es completamente evidente en los relatos; Las historias que permanecen recordadas y visitadas una y otra vez son las que, en mayor o menor medida, lograron dejar algo en quien leyó,u observó o escuchó. Algo con lo cual identificarse, algo nuevo por aprender,un personaje con el cual identificarse, un conflicto que una vez resuelto fue el equivalente a una catarsis personal, un camino o una idea a seguir y experimentar en el mundo…

En el caso de los sueños, dado que la vivencia se mueve por sobre todo en el terreno de lo inconsciente, es más difícil capturar todos los detalles y sensaciones, pero lo interesante es que a pesar de esto, cierta parte del sueño (por lo general, la última parte o la que más impacta) es la que suele persistir en la memoria de la vigilia. Y en muchas ocasiones, por muy caótica que sea la naturaleza onirica, este recuerdo traspuesto a la conciencia posee un sentido -muchas veces críptico- o llegó a instalarse en la memoria debido a un factor emocional intenso (el miedo de una visión de pesadilla, la catarsis de ver a un familiar fallecido, la contemplación de una solución a un problema angustiante, entre otras opciones)…



Para finalizar; si esta vida corresponde a un sueño en el que estemos insertos (un sueño muy largo,de duración de una vida humana) y la muerte sea análoga a despertar en otra vida, en otra vigilia… ¿Qué mensaje llevaremos más allá? ¿Qué experiencias serán trascendentes, más intensas que está experiencia pasajera, e irán a otro nivel de existencia?

Lo anterior colinda en un terreno tanto metafísico como espiritual, del cual tengo poco que asegurar. Sólo puedo decir que aún estoy en el sueño de la muerte, el sueño llamado vida, y hasta que despierte, seguiré viviendo, seguiremos viviendo y experimentando todo lo que nos depare está experiencia. Por ahora, no hay ningún apuro en despertar.

Insomnio – Reflexiones (Im) personales II

La sociedad del insomnio

Esta se convierte en la respuesta a aquel planteamiento inicial, planteado en la primera parte, en dónde se ponía de manifiesto los síntomas de un organismo en condición de privación de sueño, y extrapolada esta característica a un nivel social.

El primer punto a plantear sería: cuáles son las características de esta sociedad del insomnio? Y, Por qué se utiliza este epiteto?

En promedio, los chilenos trabajan ocho horas diarias lo que se suma a sus tiempos de traslado, dejándoles poco tiempo y espacio para momentos de ocio, distención y vida personal. [1]. Esto es un hecho más que evidente no sólo para chile (el territorio desde donde se escriben estás palabras), sino para la mayoría de las naciones denominadas en vías de desarrollo y desarrolladas.

Es decir, las horas laborales, sumado a los tiempos de transporte, reducen el tiempo restante del ciclo diario de cualquier trabajador. Y esto afecta otras áreas, tanto a nivel personal, como interpersonal. Las relaciones con su entorno inmediato (familia, amistades, medio ambiente circundante) y consigo mismo (alimentación, descanso apropiado, salud mental) cambia debido al acortamiento de tiempo. Ya no se puede cumplir con todo.

Que conlleva esto? Priorización de actividades, por lo general, estás suelen estar relacionadas con las necesidades primarias de su núcleo cercano -familia-; alimentación, vestuario, educación, servicios básicos entre otras. La prioridad está puesta en el sustento económico de las necesidades del núcleo familiar.

Además de esto, en el caso de chile al menos, la sobreexplotación y sobreendeudamiento –muy vinculados al mundo del trabajo ya que se recurre al endeudamiento porque los salarios no alcanzan– hacen que emerjan las promesas y posibilidades de consumo, siendo admirados en América Latina por acceder a él, pero que están subvencionadas por la deuda [1]. Está posibilidad, debido al fenómeno que genera el consumo, el acoso de la deuda, los proyectos de inserción de los hijos en la universidad, aumento en los gastos familiares, la gente está bastante dispuesta a esto -sobreexplotacion- aun cuando no está obligada [1]

En resumidas cuentas, el desgaste de la población es por el sometimiento a condiciones laborales y calidad de vida poco adecuadas o saludables, y el origen de esta adaptación radica en el cubrir las necesidades -ya sean propias y/o de su entorno cercano-.

Es decir, vivimos, aceptamos y replicamos una cultura del sacrificio, de la explotación (haciendo un especial énfasis en la autoexplotación) y esto como consecuencia (una de muchas) se traduce en un descanso pobre, en una reducción en la cantidad y calidad de las horas de sueño.

La explotación a la que nos sometemos se traduce en una sociedad narcoléptica.

La tónica es ver a la mayor parte de la población agotada, cansada, apática, entre muchas otras características propias.

Entre las múltiples preguntas que se pueden hacer sería,

• El insomnio social, de manera análoga al individual, tiene cura?
• Hay algún remedio para cambiar este ritmo de vida que se convierte en un desgaste para la mayor parte de la población?
• Cuál es la causa de todo esto?
• Por qué hay una aceptación a esta forma en que se trabaja y se vive?

Veamos si en la tercera parte comenzamos a bosquejar correctamente el panorama en cuestión

[1] https://facso.uchile.cl/noticias/156903/como-afectaria-la-reduccion-de-la-jornada-laboral-a-40-horas

Ritmo laboral y consecuencias – Parte I

«Me he convertido en un trabajador más,
Un obrero para el sistema,
Otro engranaje de esta máquina fatal
Que día tras día agota la Tierra»

Soy testigo en primera persona de ser un trabajador asalariado para el sistema capitalista (con el apellido neoliberal o corporativista según su bagaje ideológico). Estoy constreñido temporal y espacialmente a los turnos del trabajo, el cual por la motivación de solventar deudas y permitirme sobrevivir en el sistema, tuve que optar.

Tanto por una predisposición personal, como por justificaciones filósoficas (me apoyo en el budismo zen), soy de las personas que le da una preponderancia relevante a la experiencia por sobre lo teórico. Y este es un caso en dónde aplico esta metodología: en mi carne, en mi psique, en mi ser, estoy experimentando la explotación, las condiciones de trabajo extenuantes, y sobre todo, la limitación de tiempo y espacio que supone.

Entendiendo esto, suceden dos cosas que merecen la pena mencionar:

• Soy parte de la dinámica laboral del sistema. Esto quiere decir que estoy sujeto a un sueldo a cambio de entregar mis capacidades en el desempeño de cierta labor. En este esquema, puedo tener mejores condiciones si tengo más estudios, si tengo conexiones con las personas administradoras del empleo, o si mi situación es favorable ya sea desde una perspectiva de género, etnica, capacitista o una combinación de los factores antes señalados y algunos más

•Los eventos a nivel personal también suceden a nivel colectivo (social). Esto es: desgaste, estrés, desajuste a nivel biopsicosomatico, cambios en el metabolismo y dieta, tiempos de transporte considerables, abusos laborales,mal ambiente, errores en los pagos, horas extras mal compensadas y una extensisima lista de eventos que ocurren de manera sistemática, tanto por la dinámica propia institucional, como por los efectos colaterales del propio ritmo.

Una de las cuestiones que más me hace sentido, y a la vez me incómoda más, es lo siguiente: pensar que este ritmo es el único, que esta es la única forma de subsistencia posible.

Una respuesta a esto sería obtener un buen cargo, producto de una combinación de estudios y contactos, y así asegurar una buena remuneración. Lograr con tiempo y esfuerzo acceder a uno de esos lugares privilegiados en dónde la explotación laboral se anestesia con el poder adquisitivo.

En esto discrepo, porque considero que es una alternativa que escapa al problema colectivo, enfocándolo desde una perspectiva individualista, dejando la estructura del sistema tal cual cómo está, y lo peor, justificandola.

Ahora, se puede cambiar el ritmo de trabajo?
De que factores depende que las cosas estén como están?
Y por sobre todo, es justo que unos -la gran mayoría- entregue su energía, su tiempo -su vida- en función de tener lo mínimo para subsistir, mientras que otros no realizan el mismo sacrificio?

Quien delimitó aquella diferencia? Es acaso justo, o bueno que exista la desigualdad? Se puede justificar? Ese es el pilar del sistema acaso? Se puede cambiar?

Una miriada de preguntas que son ahogadas por una nueva jornada laboral. Elevemos una plegaria a los cielos para que haya una segunda parte

La naturaleza onírica y la experiencia de la vigilia. Parte I

En esta primera entrega, se intentará generar conexiones y paralelismos entre los estados mentales de la vigilia y el sueño, como bien se entiende. La idea es, por un método de comparación, deducir si las propiedades de un estado (el sueño) pueden ser traslapadas a otro estado.

Como punto de partida, se comenzará con las definiciones de vigilia y sueño, para establecer un marco de referencia adecuado.

Todo a lo que se refiere acá, son estados de consciencia. Se hará énfasis en «estados normales», en contraste con los «estados alterados». Mediante el siguiente diagrama (basado en la referencia [1])

03a

 

Los estados de vigilia y reposo están en permanente oscilación, denominada «ciclo circadiano»,  el cual se extiende por 24 horas. Existen más ritmos biológicos, pero el fundamental para el análisis de este texto es el descrito. Ambos estados de consciencia comparten similitudes. Desde un punto de vista biológico, se puede decir los siguiente:

  • El cerebro, independiente del estado, por su actividad bioeléctrica, emite ondas electromagnéticas; dependiendo del estado mental del cerebro, habrá un patrón predominante de estas ondas. Por ejemplo, en la vigilia, el predominio de ondas es Beta y Alfa, en contraste con las ondas delta y theta de las etapas de reposo de la consciencia [2]

 

  • De acuerdo con teorías de la neuroconsciencia [3], en ambos estados y concretamente en todos los estados de la consciencia, la información recibida por el cerebro, a través de los sentidos, es procesada y con  ella se re-crea la realidad, interpretándola según las funciones mentales. Dicho en otras palabras,  la mente constantemente está generando una imagen del mundo a partir de los estímulos que recibe, y con éstos reinterpreta la realidad; a grosso modo, LA MENTE SIEMPRE ESTÁ SIMULANDO LA REALIDAD.

 

Ahora bien, la premisa anterior es un poco ambiciosa, y deja una puerta filosófica, metafísica, psicológica, biológica y hasta social, abierta. Si la mente (entendiéndola como una estructura holística, no solamente en el aspecto consciente con el que se identifica el individuo) está constantemente recreando la realidad… ¿Qué es la realidad? ¿Existe acaso? ¿Es posible acceder a ella?

Si la realidad es algo insustancial, o expresado de otra forma, algo inaccesible por nuestra biología, y lo único que de tenemos de ella es la ilusión o espejismo que proporciona nuestro estado de  consciencia, ¿Qué sentido tiene la realidad? ¿Porqué es más importante la realidad ( entendiéndola como una «alucinación colectiva») versus una ensoñación individual?

A pesar de esta «imposibilidad  biológica» hay que entender que la mente actúa como un filtro de la información que recibe, dado que una sobrecarga de datos haría imposible el funcionamiento normal del núcleo nervioso. Además, todos los seres humanos comparten el mismo órgano y funciones, por lo que si inclusive se admitiese que «toda  la realidad es una ilusión», al estar todos inmersos en esa «ilusión», se pierde una perspectiva de «lo  que debería ser real», y por tanto se acepta como real el consenso en el que vive el colectivo.

Habiendo esbozado una tentativa de respuesta a la condición de la consciencia, se volverá al asunto en cuestión: la naturaleza onírica. ¿Cuál es la diferencia fundamental entre la vigilia y el sueño?

Si partimos de la base que ambas son simulaciones construidas por la mente, en primera instancia  habría que ver con qué «materiales» se construye la «simulación» para cada caso. En el contexto de la vigilia, la fuente de estímulos es «externa» al sujeto, y en base a esto construye la realidad. Por el contrario, en el sueño la fuente de estímulos es «interna», y eso define la «narrativa» onírica. (Esto requiere de toda una discusión aparte, pero de dejará planteado el tema para desarrollarlo)

El punto a destacar es el siguiente: si bien en ambos estados de consciencia estamos sometidos a un proceso de simulación, independiente de su origen externo o interno. Lo relevante son las  posibilidades que se abren a concederle al estado de sueño, un nivel de conciencia prácticamente análogo al de la vigilia.

Remedios Varo http://www.tuttartpitturasculturapoesiamusica.com

En primer lugar, aclarando el punto base de que en ambos estados hay una actividad mental basal constante, se podrían obtener conclusiones de un estado analizando otro estado, y viceversa. Obviamente, guardando todas las proporciones posibles, dado que, como se mencionó, las «simulaciones» de cada estado toman «materias primas» diferentes.

De manera superficial y sugestiva, se mencionará el tema de los sueños lúcidos.

¿En qué consisten los sueños lúcidos?

La definición podría parecer sugerentemente contradictoria, y en efecto lo es. La mayoría de los sueños, para una gran mayoría de las personas, pasan por un estado de inconsciencia, por lo que no se tiene consciencia o noción de este. Sin embargo, hoy en día hay bastante registros y métodos por los cuales acceder de una manera consciente a este estado (esto se detallará en otra entrega), además de los recuerdos y toda la información que se pueda recuperar como memoria una vez finalizado el estado onírico. El punto es que es posible lograrlo; salir de este estado «inconsciente», y obtener la lucidez en ese estado.

Ahora, reuniendo lo planteado anteriormente… si nuestro estado de vigilia también es una simulación análoga a la fase de sueño, ¿Ello significa que estamos también en un estado de inconsciencia? De alguna manera, ¿La sugerencia de despertar hace referencia a ello? ¿A qué equivaldría tener una «vigilia lúcida»?

 

[1] https://fundacionannavazquez.wordpress.com/2007/07/20/sueno-y-vigilia/

[2] https://psicologia-fisiologica-roiel.blogspot.com/p/sueno-y-vigilia.html

[3] https://es.wikipedia.org/wiki/Estado_de_conciencia

 

El Otro (Relato breve)

El otro día me senté en otro asiento para ir a otro trabajo, en otra ciudad. Me peiné otro peinado, con otra peineta, y me vi reflejado, observando otro reflejo, diferente al de otros días. Tuve que hacer otras labores, saludando a otras personas, comiendo otros almuerzos, conversando de otros temas, maldiciendo a otros jefes, hospedando otros dolores y cansancios en lo que parecía ser otro cuerpo; haciendo planes y calculando miedos en lo que parecía ser otra mente; albergando fantasmas del pasado y terrores del futuro en lo que parecía ser otra alma…

Pero hoy me siento igual que ese día, ya no otro día, sino que el mismo día, el cual se repite en un ciclo sin fin. Ya no hay otro día, sino el mismo día, la misma rutina, los mismos odios y dolores, los mismos cansancios y comidas insípidas, el mismo vacío, eterno e inmutable. Lo único que es diferente es el insomnio, que ya no me hace distinguir entre este día y otro día.

Para todos los días, les regalo el mismo odio de mi existencia

Para el mundo, yo me convertí en otro engranaje más.

Ya no soy yo, sino que otra identidad.

Ya no soy un ser humano, sino que la sombra de otra persona.

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